Eduardo García Birimisa renunció irrevocablemente al cargo de ministro de Estado en la cartera de Trabajo, convirtiéndose en el primer miembro del Gabinete Ministerial que encabeza Alberto Otárola en alejarse del Gobierno tras reconocer que “la situación actual (por la que atraviesa el país luego de las acciones de violencia en Puno y Cusco) amerita un cambio de rostros en la dirección del país”.
“Se requiere de una reacción más concreta. La situación actual amerita un cambio de rostros en la dirección del país y de un adelanto de elecciones que no puede ya esperar hasta abril del 2024. No hacerlo, creo que generará un desgaste que, al menos en mi caso, me inhabilita para poder poner en práctica la construcción del dialogo que considero que necesita el país”, reza la carta de renuncia que García Birimisa remitió a la presidente Dina Boluarte.
A decir del renunciante ministro de Trabajo, «se requiere de un pronunciamiento del Gobierno que exprese el dolor que sentimos por la pérdida de las vidas de nuestros hermanos por las pérdidas que han sufrido esas familias. Se requiere que se pida disculpas a la población y que se reconozca que se han cometido errores que deben ser corregidos para que esto no se repita».
“Todos los anhelos que pueda haber tenido para contribuir un poco con mi país no justifican ya mi permanencia en el Gobierno, la posibilidad de contribuir a garantizar los derechos laborales fundamentales de los trabajadores, el dialogo social como única garantía de democracia en las relaciones laborales y en el país, la promoción del empleo digno y la seguridad social, mi pesar por las regiones de Tacna y Moquegua que me tocaba atender para contribuir a su mejora: no sopesan el riesgo que supone que estas tragedias se repitan”.
“Creo, agregó, que por más que detrás de las marchas puedan mezclarse motivaciones oscuras, demostrarlo no amerita ya el riesgo de que esas tragedias se puedan repetir”.