Nuevas elecciones, con viejos partidos
A la vista, la crisis política se agudizará
Por Guillermo Ruiz Guevara
En octubre del 2022, las elecciones de gobernaciones regionales y alcaldías serán una continuidad del ambiente bizarro en que se efectuaron las elecciones presidenciales del año 2021. Viejos partidos, con sus defectos, algunos con los mismos nombres, otros con el nombre cambiado pero las mismas mañas y otros envejecidos por la presencia de los politicastros de siempre.
Para la contienda de octubre, los partidos han registrado candidaturas en no todas las gobernaciones, provincias o distritos. Tenemos:
- – Acción Popular (556);
- – Alianza para el Progreso (1180);
- – Avanza País (590);
- – Demócrata Verde (98);
- – Fe en el Perú (162);
- – Frente Popular Agrícola-FIA del Perú (339);
- – Fuerza Popular (250);
- – Juntos por el Perú (615);
- – Somos Perú (1078);
- – Frente de la Esperanza 2021 (506);
- – Partido Morado (152);
- – Partido Patriótico del Perú (82);
- – Perú Libre (1028);
- – Podemos Perú (461); y,
- – Renovación Popular (473).
Al respecto, el JNE, el 12 de abril trasladó los registros a la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), para que esta institución continúe con el proceso de acuerdo con sus competencias.
Y las pugnas empezaron, desde el frente interno de los partidos y en sus relaciones con los rivales.
En el caso de Acción Popular, la cabeza de la personera nacional está cotizada. Por discrepancias irreconciliables, miembros de dicho partido manifestaron que se teme un boicot, para dejar fuera de carrera a quienes no simpatizan con dicha correligionaria. Y, en efecto, las listas se presentaron fuera de hora. En el interior de AP se reclaman explicaciones y el encono se exacerba.
En APP el fenómeno fue menos complicado, pero la superación de sus líos internos provocó debates y confrontaciones singulares, los que “plata como cancha” solucionó según su estilo peculiar. Es un partido que se sostiene por su manejo financiero y las cualidades de algunos de sus candidatos; porque, desde la central, su líder nacional resta políticamente y suma en dinero.
Los del tren avanzan por el país tan lentos como les es posible. Sus 590 candidatos son una muestra que el apogeo alcanzado en las elecciones presidenciales no sirvió para congregar el interés mayoritario; tampoco sirvió el discurso de sus congresistas, que no dan el brillo para lograr que el partido destaque.
DV, nuevo partido, sobre los demócratas verdes se verá cuan maduros están, presentan 98 candidatos. Sus líderes son conocidos actores de las elecciones, tanto para alcaldías como para el Congreso. Su ideario es una invocación a los microorganismos, quizá se llamen “rebañistas”, entre sus miembros. Su participación está centrada en Lima y algunas otras localidades.
Los del FeP, los de la fe, estarán en 162 localidades. Su líder, que fuera elegido alcalde por AP, tomó su propia ruta, lo que es el “ensueño” de muchos ilusos que buscan destacar en su casa propia. Su color distintivo es igual al de DV. Reclutó compañía para la fundación de “su partido”. Se observará su discurso, de pronto es una sorpresa que se distingue con argumentos válidos.
El FREPAP vuelve a la pesca de presencia política, con 339 candidatos. Se conocen sus límites, territoriales y políticos. Revalidarán sus pretensiones. Su sobrevivencia es una quimera.
FP muestra diversas inconsistencias, luego de discutir sobre la abstinencia, inscribieron 250 candidatos. Los naranjas dependen de su historia –llena de oscuridad-, más que de su líder, quien enfrenta denuncias, judiciales y políticas. Los últimos tres presidentes fueron elegidos por el rechazo a su candidata única, no por los méritos de los contrincantes.
JpP, los juntistas está disjuntos y presentan 615 candidatos. Graves líos y enfrentamientos acontecieron en sus predios, varios de sus personajes de primera línea pidieron la cabeza del presidente del partido, se fueron; y, los que quedaron tratan de reflotar el partido, con más voluntad que recursos. Entre lo poco que le queda a la izquierda, se verá en cuanto se reflotan. Su desempeño será un termómetro al partido de gobierno, al que acompañan.
Los somistas, los de SP, recibieron el baño sulfuroso del expresidente Martín Vizcarra Cornejo. Su vigencia se debe más al enfoque comercial de sus líderes que por su rol político. Un partido que baraja su permanencia en las últimas elecciones, más por el azar que por sus propuestas. Con 1078 candidatos, algunos que seguramente darán buena batalla, aspiran más a los réditos funcionales que a los logros sociales.
El FE, Frente de la Esperanza 2021, con 506 candidatos, liderado por un viejo zorro, tendrá, con seguridad, manifiestos candentes, personalizados por su líder. Darán pimienta a las elecciones, nadie lo duda. Se verá en sus candidatos la viabilidad de su futuro.
Los morados, con 152 candidatos se juegan su vigencia. Luego de la alicaída candidatura del 2021 y el descubrimiento de la pobreza actitudinal de su entonces líder, muchos de sus principales representantes y militantes se apartaron. Están entre las cenizas, tanto por su minimalismo grisáceo como por la debacle interna.
El PPP, presenta 82 candidaturas. A la fecha muestra personalísima existencia, más parece un individuo que un partido. Su líder exhibe el mérito de varios títulos, es un espada de honor, falta ver si tiene los atributos espadachines para ejercer en política. Un ensayo exento, a simple vista, de deméritos; habrá de observarlos en el terreno del debate.
PL, con 1028 candidatos, todos postulan regidos por el paraguas del lápiz, escribirán un episodio de validación y sobrevivencia política, más que de argumentación o lucidez expositiva; pues, la crítica mediática estará al acecho de sus currículos y locuciones. Lo que logren será el mayor indicador a su vigencia o a la aceptación del color de sus posibilidades.
La P inscribió 461 candidatos. Su estrategia propagandística, poste por poste, deberán modificarla, hay una norma que prohíbe su uso. La salida de un congresista, recientemente elegido, de sus filas, no les afecta. Su presencia siempre se valió del reclutamiento de juventudes. Su candidato en Lima repite y, si la demolición de los lamperos u otra albañilería no los daña, podrán calar en la población.
La R, con 473 candidatos, será analizada por psiquiatras más que por opinólogos de la política. Los dichos de su líder afectan gravemente su aceptación, que se salva por la abundancia de publicidad y el “favor” mediático, que, con seguridad, no es gratuito. Pero eso tiene límites. Ofrecerá nuevas anécdotas y, sin duda, poco valor al debate. Se espera lo contrario, pero los antecedentes marcan.
En síntesis, algunas luces tenues y mucha opacidad. Los peruanos asistirán a elecciones donde, nuevamente y en lo general, el mal menor prevalecerá. Por lo visto, la crisis política se agudizará.
En algunos distritos de Lima habrán poco menos de diez candidatos, Lo que sería bueno si se tratase de partidos consolidados y propositivamente respetables. Pero esto no se evidencia.
La campaña se calienta. En breve, carteles y volantes ensuciarán las calles, por los candidatos que dirán que se preocupan por el ornato de la ciudad. Lo bizarro de la política nacional continuará.