De acuerdo a la última estimación de las Naciones Unidas por intermedio de su secretario general, António Guterres, 44 millones de personas en 38 países se encuentran a un paso de la hambruna y que más de medio millón en Etiopía, Sudán del Sur, Yemen y Madagascar sufren ya esa falta extrema de alimentos.
“Vamos a tomar todas las medidas a fin de que eso no ocurra en el Perú. No nos va a faltar que comer”, expresó el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal torres Vásquez al responder preguntas de los periodistas al término del habitual Consejo de Ministros de los miércoles.
Torres hincapié en la decisión gubernamental de adquirir fertilizante nitrogenado (urea), por S/ 348 millones en el marco de la campaña agrícola 2022-2023 para ser distribuido gratuitamente a las organizaciones de productores y productores agrarios individuales.
El jefe del Gabinete adelantó que próximamente el Ejecutivo abordará exclusivamente el tema de la seguridad alimentaria en un Consejo de Ministros.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Javier Fernando Arce Alvarado, recalcó que en 40 a 50 días estará en territorio nacional el cargamento de urea que se espera comprar de proveedores que serán selecciones y calificados por un Comité de Alto Nivel.
La oleada de hambre
LA Semana pasada, el Secretario General de las Naciones Unidas advirtió que cerca del 60% de la población desnutrida del mundo vive en zonas afectadas por conflictos y que ningún país es inmune a esta situación y puso como ejemplo a Ucrania.
“En abril, el Programa Mndial de Alimentos y sus socios distribuyeron alimentos y dinero en efectivo a más de tres millones de ucranianos. Hasta marzo, su país alimentaba al mundo con abundantes cantidades de comida”, evidenció.
Guterres indicó que la mayor parte de los 140 millones de personas que padecieron hambre aguda el año pasado vivían en sólo diez países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Nigeria, Pakistán, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen, y que entre ellos ocho forman parte de la agenda del Consejo de Seguridad.
Cifras:
Una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada en la actualidad; esto es, alrededor de 815 millones de personas en el mundo.
La mayoría de las personas que sufren de hambre viven en los países en desarrollo, donde el 12.9 por ciento de la población se encuentra subalimentada.
Asia es el continente que tiene la mayor población de gente que sufre hambre – dos tercios del total. El porcentaje en Asia del Sur se ha reducido en los últimos años pero en el Asia Occidental el hambre se ha incrementado ligeramente.
Asia del Sur se enfrena a la mayor carga de población que sufre hambre, con 281 millones de personas subalimentadas. En el África subsahariana, las proyecciones del período 2014-2016 indican que el ratio de personas subalimentadas es casi del 23 por ciento.
La pobre nutrición causa cerca de la mitad (45 por ciento) de las muertes en los niños menores de 5 años – 3.1 mil niños cada año.
Uno de cuatro niños en el mundo sufren de retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo, la proporción puede elevarse a uno de cada tres.
66 millones de niños en edad escolar primaria asisten a clases con hambre en los países en desarrollo, 23 millones solo en África.
Seguridad alimentaria
El sector de la agricultura es el mayor empleador del mundo y proporciona medios de vida al 40% de la población mundial actual. Es la mayor fuente de ingresos y empleos para los hogares rurales pobres.
500 millones de pequeñas granjas en todo el mundo, la mayoría aún con producción de secano, proporcionan hasta el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en gran parte del mundo en desarrollo. Invertir en pequeños agricultores hombres y mujeres es una forma importante de aumentar la seguridad alimentaria y la nutrición para los más pobres, así como la producción de alimentos para los mercados locales y mundiales.
Desde el inicio de los años 1900, alrededor del 75 por ciento de la diversidad de cultivos ha desaparecido de los campos de los agricultores. Un mejor uso de la biodiversidad agrícola puede contribuir a dietas más nutritivas, mejorar formas de vida en las comunidades agrícolas y ayudar a que los sistemas agrícolas sean más resistentes y sostenibles.
Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, la cantidad de personas que padecerían de hambre en el mundo se reduciría hasta en 150 millones.
4 mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad en todo el mundo, la mayoría de las cuales vive en áreas rurales de los países en desarrollo. La pobreza energética en muchas regiones es una barrera fundamental para reducir el hambre y asegurar que el mundo pueda producir suficiente alimento para satisfacer la demanda futura.