Renunció a su cargo el ministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Francisco Silva Villegas, quien horas antes había afirmado que no dimitiría tras rechazar actos de corrupción en su gestión. El presidente Pedro Castillo, inmediatamente aceptó la dimisión, la misma que fue comunicada en su cuenta de Twitter.
El texto, colocado por el jefe de Estado rezaba: “Informo a la ciudadanía que acepto la renuncia presentada hoy por el ministro Juan Silva, agradeciendo sus servicios prestados. Nuestro compromiso sigue vigente con el pueblo y necesitamos cumplir con los objetivos trazados por el Gobierno”.
Este hecho (la renuncia y la aceptación de la misma, se produjo en momentos que el Pleno del Congreso discutía la moción de censura contra el ministro Silva Villegas, lo que provocó un alboroto que obligó a la presidente, primero autorizar dar lectura al Reglamento sobre disciplina parlamentaria y segundo a convocar en el acto a una Junta de Portavoces.
¿Qué sucedió?
Todo empezó cuando, por sugerencia de sus asesores técnicos (hecho que quedó evidenciado en el audio del equipo de sonido), Maricarmen Alva, en plena discusión de la moción de censura afirma: “Hemos tomado conocimiento que el ministro de Transportes ha presentado su renuncia y ha sido aceptada por el presidente y por lo cual se da por terminado este debate”.
La representación, lejos de aceptar las palabras de Alva reaccionó al unísono y pedía el uso de la palabra. Todos hablaban, nadie se entendía y la presidente que segundos antes había anunciado que se daba por terminado el debate, cambia de opinión y acoge el pedido de la fujimoristas Barbarán para votar una cuestión previa a fin de que se continúe con la censura hasta en tanto no sea publicada en El Peruano
Como el caos continuaba mandó a leer el reglamento y luego convocó a Junta de Portavoces, al término de la cual dio cuenta de la publicación de la aceptación de la renuncia (resolución aparecida en una publicación extraordinaria de El Peruano), con lo que las aguas volvieron a su cauce.