Ashley Vargas: ¿Cómo se explica que el sistema de eyección no se haya activado? ¿Falló?
Ashley Vargas: Una junta de investigación de la Fuerza Aérea del Perú determinará las causas del accidente que cegó la vida de la alférez FAP Ashley Vargas tras colisionar en el mar la avioneta KTP de instrucción que pilotaba. Y, si es necesario, según adelantó la FAP, será convocado un perito extranjero para esclarecer el caso y no queden dudas.
Por lo pronto las pesquisas siguen adelanto en tanto el periodista y abogado Jesús Jiménez propone que para que la investigación sea rigurosa y sirva como base para futuras pesquisas, es fundamental abordar los siguientes puntos técnicos:
Falla en el sistema de eyección
El hecho de que Ashley fuera encontrada sujeta a su asiento indica que el sistema de eyección, probablemente un Martin-Baker (estándar en el KT-1P), no se activó. Este mecanismo, que utiliza pirocartuchos para expulsar el asiento y permitir la salida del piloto, es crítico en emergencias. ¿Por qué no funcionó? ¿Hubo un fallo mecánico, un error humano en la activación o una avería en los sensores que detectan la necesidad de eyección?
La FAP debe entregar los registros de manteniento del sistema, incluyendo las últimas inspecciones y certificaciones. Un análisis forense del asiento y sus componentes (pirocartuchos, cables, sensores) es imprescindible. Por ahora adelantó que el asiento estaba con sus mantenimientos al día y sus próximos vencimientos eran bastante largos en el tiempo.
Estado del avión KT-1P
Fabricado en 2016, el KT-1P es un avión de entrenamiento robusto, pero no exento de posibles fallas. La FAP reportó que un accidente similar en un vuelo de instrucción con alumno no ocurría en Perú desde hace 39 años, lo que resalta la rareza del evento.
Los investigadores deben revisar:
Registros de mantenimiento: ¿Cumplía la aeronave con los protocolos de inspección? ¿Se reportaron anomalías previas en el motor, los sistemas de navegación o el suministro de combustible?
Datos de vuelo: Los registros del GPS y la caja negra (si está instalada) deben analizarse para reconstruir la trayectoria, velocidad y altitud en los momentos finales.
Combustible: La detección de combustible de aviación en la zona sugiere una posible fuga o explosión. ¿Hubo un problema en el sistema de inyección de combustible, como una obstrucción o un fallo en la presión?
Condiciones operativas
Ashley realizaba una misión de navegación táctica, una práctica estándar pero exigente. ¿Estaba preparada para volar sola en esas condiciones? ¿Hubo algún error en la planificación de la misión o en la supervisión desde la torre de control? La FAP debe proporcionar las comunicaciones completas entre Ashley y la torre, así como los protocolos para vuelos de instrucción.
Búsqueda y rescate
La operación de la Marina fue exhaustiva, pero la demora de 16 días plantea preguntas: ¿Por qué el localizador de emergencia (ELT) no emitió señales? ¿Falló el dispositivo o fue dañado en el impacto? La vegetación marina y las corrientes en la zona complicaron el hallazgo, pero ¿se pudo optimizar el uso del sonar de barrido lateral o del robot submarino desde el inicio?
Revisión de protocolos: Evaluar los procedimientos de la FAP para vuelos de instrucción, especialmente con alumnos solos, y proponer mejoras en seguridad y respuesta ante emergencias.
Simulación del accidente: Usar datos de vuelo y modelado computacional para recrear el incidente y determinar si fue un fallo técnico, humano o ambiental.
El factor humano: Un dolor que une a un país
Ashley Vargas no era solo una alférez; era una hija, una amiga, una joven de 24 años con sueños de surcar los cielos. Su video, grabado un día antes del accidente, donde decía con ilusión “mañana es mi último vuelo como alumna”, hoy resuena como un eco de su valentía.
Su familia, encabezada por un padre devastado pero digno, ha enfrentado la incertidumbre con fortaleza, acompañando las labores de búsqueda en Paracas. “Mientras su corazón no esté en casa, el nuestro no descansará”, expresó un familiar, palabras que reflejan el amor y la lucha de quienes la esperaban. El abogado José Ocampo, voz de la familia, ha destacado su dolor, pero también su esperanza de que la verdad salga a la luz. La sociedad peruana, especialmente los jóvenes, ve en Ashley un símbolo de esfuerzo y sacrificio, y exige que su pérdida no sea en vano.
La comunidad de Pisco y Paracas, los compañeros de la FAP, y hasta los políticos que han expresado condolencias en redes sociales, se han unido en un clamor por justicia. Ashley no solo era una piloto; era el rostro de una generación que busca trascender. Su historia, como la de tantos héroes anónimos, debe ser un llamado a la acción: que la investigación no solo esclarezca, sino que transforme la seguridad aérea en el Perú.
Un llamado a la acción: Lecciones para el futuro
Este caso no puede quedar en el olvido. La FAP y la Marina han mostrado compromiso, pero la transparencia y la celeridad son clave para recuperar la confianza. La investigación debe ser un modelo de rigor técnico y sensibilidad humana, un ejemplo para futuras generaciones de pilotos y ciudadanos.
Ashley Vargas, con su valentía y su trágico destino, nos deja una lección: la seguridad no es negociable, y la verdad es el mejor homenaje.
Para los fiscales y jueces: No dejen piedra sin mover. Exijan cada documento, cada prueba, cada testimonio. Que la memoria de Ashley sea el faro que guíe una investigación impecable.
Para la FAP: Revisen, aprendan, mejoren. Un país los observa.
Para la sociedad: No olvidemos a Ashley. Su vuelo, aunque interrumpido, nos inspira a exigir lo mejor de nosotros mismos.
¡Descansa en paz, Ashley Vargas! Tu legado vivirá en cada cielo que defendiste
