Por Francisco Laudauro Miranda
El trinar melodioso de los pájaros da la bienvenida a la primera luz del día. Ese aroma tan profundo a naturaleza y un paisaje amplio de verde bosque, nos transporta al paraíso prometido. Este energético paseo nos hace olvidar por un momento que estamos en nuestra querida, bulliciosa y siempre contaminada metrópoli limeña.
El bosque “El Olivar“ ubicado en el corazón de san Isidro, centro financiero de la capital peruana era propiedad en un inicio del conde de San Isidro. En 1560 don Antonio De Rivera, alcalde en ese entonces decide traer decenas de árboles de olivo logrando sembrar solo tres que resistieron el traslado. En la actualidad existen más de mil 500 árboles convirtiéndolo en uno de los pulmones naturales de Lima.
Este bosque convierte a San Isidro en el primer distrito limeño que respeta y conserva el medio ambiente. Estás dos palabras tantas veces mencionadas y tan poco conocidas a profundidad por muchos peruanos.
Los visitantes y vecinos de este bosque siempre muestran su alegría de conocerlo y disfrutarlo pero al indagar un poco más y preguntarles sobre si conocen sobre los delitos medio ambientales cambian de gesto y muestran sus rostros de sorpresa y desconocimiento.
Unos jóvenes que disfrutaban de la pequeña Laguna que conserva peces de colores llamativos nos decían que las autoridades y el estado son los que deberían encargarse de perseguir y castigar a quienes dañan el medio ambiente.
El problema es que pocos sabemos de cuáles son delitos medio ambientales que podemos denunciar.
¿Qué pasa si encuentras a una persona cortando un árbol o podándolo? ¿Que sería lo primero que pensarías? ¿Lo denunciarías?. ¿Te indignarías cómo si vieras que están malteando a tu mascota?
La poca difusión en la prensa sobre los delitos ambientales y probablemente la escasa empatía de las personas con el medio ambiente aún tiene a parte de nuestra sociedad peruana alejada de conservar y cuidar nuestro hogar, nuestro planeta lo que termina reflejándose en tanto desperdicio arrojado a los ríos y a la vez la quema de basura muchas veces en plena ciudad.
En nuestras manos está informar e informarnos más sobre los delitos medio ambientales y la importancia que debemos darle a la conservación de la naturaleza. Cuidar nuestra casa ahora es dejar un hogar lleno de vida para nuestras próximas generaciones.
Dejemos que los verdes delitos, maduren y se conviertan en conocimiento de toda una sociedad que debería estar habida de conservar la naturaleza.