Monseñor Castillo: Ni actitud autoritaria ni actitud engreidora contribuyen a una paternidad responsable
Monseñor Castillo. ¿Qué significa estar en la luna?. Literatura encontrada en internet señala que cuando decimos que alguien está en “la luna” nos referimos a que esa persona está desconectada de la realidad, perdida en sus pensamientos o simplemente distraída. Es como si su mente estuviera volando hacia el planeta luna y no estuviera presente en el momento actual.
Este domingo, en su homilía, el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo afirmó que con estos llamados padres de la patria (congresisas), nos encontramos “en la luna”. “Y lo digo porque llamamos “padres” de la Patria a personas que son responsables de la dirección del país, pero da la impresión de que estamos, más bien, en la luna”, señaló.
En su intervención monseñor Castillo expresó: “Uno de los problemas más graves que tenemos en el país es la apariencia. Y hay cosas como, por ejemplo, tener cargos para dar la apariencia de que ya no se puede ser cuestionado de nada. Soy – qué sé yo – alcalde… ¡ya nadie me va a tocar! Ya soy el obispo… ¡ya a nadie me va a tocar! No es así. Tenemos que seguir corrigiéndonos, y estamos viendo esto también en nuestro país. Y lo digo porque llamamos “padres” de la Patria a personas que son responsables de la dirección del país, pero da la impresión de que estamos, más bien, en la luna”
Monseñor Carlos Castillo pronunció estas palabras con ocasión del Día del Padre, Inspirado en las parábolas de la semilla, el obspo limeño recordó que Dios quiere el florecimiento de todo nuestro pueblo para que su Reino no sea solamente en el “más allá”, sino en esta historia y en el presente.
Este es un llamado que se extiende a todos los que desarrollan el rol de la paternidad, especialmente, aquellos padres de la Patria que tienen a cargo de la dirección del país: “Para que haya un mejor futuro entre nosotros y nuestras familias, seamos como este hombre que plantó su semilla, tuvo paciencia y, simultáneamente, surgió de la semilla de mostaza un árbol fuerte para poder acoger a todos y avanzar como la familia de todos los peruanos y de la Iglesia”, comentó.
En su Homilía, Monseñor Castillo reflexionó sobre las dos parábolas del Evangelio de hoy (Mc 4, 26-34), que nos invitan a considerar a Dios como un Padre amoroso y paciente que siembra la semilla del Reino en cada uno de nosotros. «Ese Reino del Padre se presenta como esa semilla que va creciendo y va haciendo fruto por ella misma. Dios no es autoritario, Él suscita nuestra vida, hace que nos desarrollemos poco a poco, y solamente cuando germina el fruto, se puede hacer la cosecha y se puede compartir esa cosecha», expresó.
Esta imagen de un Dios que fomenta el cecimiento gradual y fructífero fue resaltada como un ejemplo para los padres, llamados a cultivar y acompañar el camino de vida de los hijos, de la familia y la sociedad:
Una de las crisis más grandes que tenemos en la humanidad es la dificultad de ser padre en esta sociedad. Y para esto necesitamos superar esa imagen del padre autoritario y reconocer la importancia de un padre amoroso y paciente que acompaña.
A la vez que Dios es paciente, simultáneamente, quiere suscitar en nosotros la fortaleza. Por eso, el Señor compara el Reino de Dios con la semilla de mostaza que, una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos. El arzobispo de Lima sostuvo que Dios no es una especie de “Dios melifluo o engreidor”, Él sabe que “el verdadero amor suscita la responsabilidad y fortaleza de la persona para que sea treja”.
Ninguno de los dos extremos, actitud autoritaria o actitud engreidora, contribuyen a una paternidad responsable. El Monseñor Carlos hizo un llamado a superar estas dos formas de comprender la vida para proponer una manera de educar como la que Dios nos ha dejado a través de Jesús: un Dios que es maestro y sabe educarnos pedagógicamente, conduciéndonos a una experiencia de amor verdadero, pero sin perder el horizonte y la exigencia de nuestra misión en este mundo.
La misma invocación se dirigió para todos los padres de la Patria y dirigentes que tienen en sus manos la conducción del país: “Hay que saber dirigir y ordenar, reconociendo el propio límite, el valor y la necesidad de los demás en cada situación, en cada caso. Hay muchos problemas en este momento y tenemos que recurrir al mensaje de las parábolas de hoy: paciencia, cariño con el pueblo, y firmeza en las cosas importantes”, agregó.