Educación, Producción y Economía en la Sociedad Digital
Por Guillermo Ruiz Guevara
La Sociedad Digital, la 4ta Revolución Industrial, la era de la información y del conocimiento, entre otras, son frases que identifican cambios, reales y profundos, que marcan exigencias hacia transformaciones a las que están obligados los sistemas educativos de los países y, así, participar efectivamente en la oferta a sus sociedades de un factor humano calificado para actuar en el nuevo escenario mundial. Y, para lograrlo en Perú, ¿Cómo estamos?
Se inició la transformación digital, un proceso cuyo plazo de realización determinará la ubicación de los países en los años inmediatos. Si bien la primera revolución industrial tomó decenios, la actual tomará pocos lustros, para definir niveles de autonomía o para reducirse a posiciones de países dominados. Es cuestión de elegir o de subordinarse. Es liderar condiciones de libertades como colectivo, en lo cultural, lo productivo y lo económico o ser pasivos, de no reaccionar. En poco tiempo más se iniciará el despegue de la 5ta Revolución Industrial; ya pronosticados sus componentes.
Es por esto que es importante conocer el reporte de “Digital Readiness Index” (Índice de Preparación Digital), que ofrece información sobre los países preparados digitalmente y el impacto en la novísima economía digital, en el que encontramos que Perú está en una posición desfavorable para avanzar en la competencia por los mercados y condiciones para su sustentabilidad en los tiempos inmediatos; existiendo el riesgo de no superarlos en el mediano plazo.
Al analizar la información publicada, que es de suma importancia para el Gobierno y para los conductores del sistema educativo, instancias responsables de las estrategias de desarrollo y la formación de profesionales que conformen el capital humano, encontramos una posición débil para participar exitosamente en la Sociedad Digital.
En el citado informe, en América del Sur, Chile se ubica en el primer lugar del ranking, por su desarrollo en economía digital. Con un puntaje total de 14,86 sobre 25, Chile destaca por cubrir las necesidades básicas para que una población sobreviva y prospere, lo que sitúa al país en el puesto número 30 del ranking, de 141 países. Luego se ubican Uruguay (41), Costa Rica (47), Argentina (57), Panamá (63), Trinidad y Tobago (64), Colombia (65), México (66) y Brasil (67). Perú está en el puesto 73.
Las variables estudiadas son la adopción de tecnología, la cobertura de necesidades básicas y la infraestructura tecnológica. Identificándose que la preparación digital incluye: «Necesidades básicas», «Capital humano» e «Infraestructura tecnológica». Son tres componentes que impactarán en la preparación digital de un país y sus posibilidades de bienestar real para su población.
El capital humano es fundamental en todas las etapas de la preparación digital, para crear una fuerza laboral capaz de utilizar y producir tecnología, de desarrollar nuevas habilidades en los campos emergentes. Los educadores deberán preocuparse por formar en la competencia digital, que no es teclear en las computadoras o en los móviles, es la habilidad (mejor aún destrezas) para producir conocimiento y soluciones para la producción, de todo tipo, utilizando las técnicas digitales u otras.
Se dispone de otro estudio, del Centro de Competitividad Mundial (Institute for Management Development –IMD-), en el cual seis de los quince países peor evaluados pertenecen a América Latina y el Caribe. En este caso, Perú aparece en el puesto 57, de 64 países comparados.
De otro lado, en el recientemente publicado Índice Mundial de Innovación, de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), se señala que, pese a la enorme repercusión que tuvo la pandemia de COVID-19 en la vida y los medios de subsistencia, muchos sectores han mostrado una resiliencia admirable, en especial los que se han adherido a la digitalización, la tecnología y la innovación. Lo suscribe Daren Tang, Director General de dicha organización.
El citado estudio de la OMPI, correspondiente al año 2021, indica que, en América Latina y el Caribe, las tres principales economías son Chile, México y Costa Rica. En este estudio se analiza el rendimiento del ecosistema de innovación de 132 economías y se estudian las tendencias más recientes de la innovación en el mundo. En tal escala, Perú ocupa el puesto 70 y en América Latina el puesto 7. También nos adelantan Brasil, Uruguay y Colombia, en ese orden, y superamos a Argentina, Jamaica, Panamá, Paraguay, Ecuador, Bolivia y Honduras.
Es de destacar que, para el caso peruano, al evaluar resultados por encima de lo esperado para el nivel de desarrollo, se logra un espacio entre los países que muestran mayor resiliencia, integrando dicho grupo. Seguramente, gracias a la tenacidad del emprendedor peruano.
Téngase presente que el Índice Mundial de Innovación es una herramienta para orientar a las instancias encargadas de la formulación de políticas, privadas o estatales, para formular planes a partir de cifras confiables.
En todos los casos, los estudios colocan al capital humano como cuestión fundamental. Esto se refiere a una comunidad identificable de la población que esté apta para hacer de las técnicas instrumentos útiles para desarrollar tecnología, para innovar, producir y generar economía.
Y, cuando se cita a la población identificable se refiere a calidad y cantidad; se considera al número de profesionales, emprendedores, inversionistas y líderes que hagan de la tecnología el modo insustituible de generar riqueza, tanto en conocimiento – fundamental -, en cultura, en unidades productoras, en adopción de soluciones para la producción y en rentabilidad.
Para lograr tal población, el proceso de realización es desde la escuela básica, en un proceso que desarrolle las capacidades lógicas, creativas y de emprendimiento; lo que incluye su desarrollo intelectual, emocional, cognitivo, físico y evolución de la salud física y mental. Proceso que es mejor aún si se inicia desde el vientre materno, como ya lo hacen, justamente, los países que lideran el ranking internacional de capital humano.
La universidad amplía las habilidades logradas en la escuela básica, las eleva a la condición de potencialidades para producir soluciones y rentabilizar, sea cultura o riqueza monetaria.
En Perú se requerirán años para alcanzar una posición destacada, probablemente tres a cuatro generaciones, desde el momento que se inicie un plan de desarrollo de capital humano, producción asistida por la tecnología y fortalecimiento de la economía digital asistida por el conocimiento.
En el momento actual, todos los estudios colocan a Perú a media tabla, por debajo de la mitad en los rankings publicados, entre los países evaluados, tanto en educación, tecnología, innovación e infraestructura. Si a esto añadimos la prueba internacional PISA y la evaluación censal que aplica el Ministerio de Educación, entonces, se dispone de material suficiente para comprender que los gobiernos de las últimas décadas fallaron, en extremo, en los ámbitos tratados en los mismos estudios.