¿La guerra por el gas entre Rusia y la Unión Europea habrá llegado a su punto más crítico?. Este es el dilema que queda en millones de personas luego que Gazprom anunciara el cierre indefinido del gasoducto Nord Stream tras argumentar que ha detectado fugas de aceite en la única unidad compresora activa actualmente, y su arreglo “solo es posible por una empresa especializada, cuyas instalaciones están en Siemens, Canadá, país que incluyó a la gasífera rusa en su lista de sanciones.
El suministro estaba interrumpido —en principio por labores de mantenimiento— desde el miércoles y debía reanudarse este sábado. El anuncio provocó la protesta de Bruselas, que acusó a Moscú de recurrir a “pretextos falaces” para cortar el suministro.
Además, el anuncio ruso llegó horas después que la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, propusiera que Europa fije su propio límite a los precios del gas de Rusia: «Creo firmemente que ha llegado el momento de limitar los precios del gas ruso por gasoducto hacia Europa. Se trata de medidas a corto plazo, y por supuesto hablaremos a medio plazo de cambiar la estructura del mercado eléctrico, es decir, desvincular los precios del gas del precio general de la electricidad», señaló.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que los países que apoyen esa iniciativa, dejarán de recibir petróleo ruso. Algo que ratificó el subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, el expresidente Dmitri Medvédev, quien afirmó que «no habrá gas ruso» en Europa si los veintisiete ponen un tope al precio del combustible, todo ello en medio de debates para hacer lo mismo con el petróleo de Rusia.
Primer ministro de Sajonia
El primer ministro del estado alemán de Sajonia, Michael Kretschmer, admitió la necesidad de adquirir el gas ruso, al tiempo que advirtió que Alemania no podrá librarse de esa dependencia hasta dentro de una década.
«¡Claro que necesitamos el gas ruso!», expresó el jefe regional al indicar que el fin del conflicto en Ucrania abrirá la posibilidad de retomar el comercio del combustible azul con el país euroasiático. Kretschmer señaló que «se pueden cambiar muchas cosas» en el sector energético, pero insistió que «hará falta una década» para lograr esa independencia.
Reconoció que Alemania no podrá soportar la actual crisis energética durante un largo período de tiempo. «Ya vemos que, con estas subidas de precios, la base económica de nuestra producción se derrumba. En [el estado de] Sajonia-Anhalt, las primeras fábricas que producían nitrógeno están paradas», apuntó, al agregar ese problema se podrá ver muy pronto en todos los demás sectores de la economía.
Kretschmer también abogó por explorar la posibilidad de elaborar proyectos propios de extracción de petróleo y de gas natural mediante la fracturación hidráulica. «No tiene sentido para nadie que compremos gas de ‘fracking’ a Estados Unidos, pero no extraigamos nuestras propias reservas», cuestionó.

