El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó la noche del jueves dos decretos que reconocen a las regiones de Jersón y Zaporozhie como territorios independientes. El Secretario General de la ONU había anticipado que el anuncio de anexión de territorios de Ucrania por parte de Rusia no tiene valor legal, merece la condena y es peligroso.
El argumento
En los textos de los documentos se destaca que la medida se tomó «en conformidad con los principios y las normas del derecho internacional reconocidos universalmente». Putín aseguró que se guió por los principios de igualdad y autodeterminación de los pueblos, consagrados en la Carta Magna de la ONU y los resultados de los referéndums celebrados en ambas provincias.
Esta misma jornada, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció que el mandatario firmará los tratados de adhesión de cuatro nuevos territorios a Rusia: las repúblicas del Donbass (Donetsk y Lugansk) y las regiones de Zaporozhie y de Jersón.
La mayoría de la población que participó en los referendos, que también se celebraron en las Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y de Lugansk (RPL), votó a favor de adherirse a Rusia, según los datos de las autoridades electorales. En concreto, el 93,11 % de los electores en Zaporozhie y el 87,05 % en Jersón votaron a favor de salir de Ucrania y pasar a formar parte de Rusia. Mientras, en la RPL y en la RPD votaron a favor del ‘sí’ el 98,42 % y el 99,23 % de los electores, respectivamente.
¿Qué pasa a partir de ahora?
Técnicamente, la Constitución rusa y las leyes federales prevén varios procedimientos para la adhesión de un estado extranjero o de una parte como nuevo sujeto de la federación. Una vez las regiones aspirantes a formar parte del estado ruso presenten sus solicitudes ante Moscú, el mandatario debe informar al Parlamento y al Gobierno sobre el asunto, explicó la semana pasada Konstantin Kosachev, portavoz adjunto de la Cámara Baja del Parlamento, en su cuenta de Telegram.
De alcanzarse un acuerdo político, deben elaborarse «proyectos de tratados internacionales de admisión de Estados extranjeros o de partes de ellos» a Rusia. Estos documentos regulan cuestiones como el nombre y el estatus de los nuevos territorios, la ciudadanía, la sucesión, el funcionamiento de los órganos públicos, la vigencia de la legislación, entre otros.
Una vez firmados estos tratados, la Corte Constitucional de Rusia se encargará de verificar si están en concordancia con la Carta Magna de la nación. De no encontrarse violaciones, el paso siguiente será la ratificación de los documentos por parte de la Duma Estatal (Cámara Baja) y el Consejo de Federación (Cámara Alta).
Al mismo tiempo, el proyecto de ley sobre la admisión de las nuevas regiones por Rusia se somete a la votación de la Duma Estatal y, tras obtener el visto bueno, se dirige a la Cámara Alta para su consideración. «Esta ley no entra en vigor hasta que los propios tratados internacionales hayan entrado en vigor», explicó Kosachev.
La posición de la ONU
El titular de la ONU, António Guterres, aseguró que la posición de las Naciones Unidas es inequívoca: estamos plenamente comprometidos con la soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial de Ucrania, dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la ONU.
La declaración de António Guterres se produce después de que el Kremlin haya anunciado que mañana tendrá lugar en Moscú una ceremonia que pondrá en marcha un proceso de anexión de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporiyia.
“En este momento de peligro, debo subrayar mi deber como Secretario General de defender la Carta de las Naciones Unidas”, explicó Guterres y añadió: “La Carta de la ONU es clara. Toda anexión del territorio de un Estado por parte de otro Estado que sea resultado de la amenaza o el uso de la fuerza es una violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional”.
Y señaló que la Federación Rusa, como uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, “tiene una responsabilidad especial de respetar la Carta”.
Además, comentó que la Asamblea General de las Naciones Unidas es igualmente clara y recordó la histórica Declaración sobre las Relaciones Amistosas de 24 de octubre de 1970, repetidamente citada como norma de derecho internacional general por la Corte Internacional de Justicia, en la que declaró que «el territorio de un Estado no será objeto de adquisición por otro Estado resultante de la amenaza o el uso de la fuerza» y que «no se reconocerá como legal ninguna adquisición territorial resultante de la amenaza o el uso de la fuerza».
Para el titular de la ONU, “cualquier decisión de proceder a la anexión de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporiyia no tendría ningún valor legal y merece ser condenada”.
Desprecio a los propósitos y principios de la ONU
Asegurando que quería ser muy claro, explicó que la decisión “no puede conciliarse con el marco jurídico internacional. Va en contra de todo lo que la comunidad internacional debe defender. Desprecia los propósitos y principios de las Naciones Unidas”.
Además, consideró que “es una escalada peligrosa” y “no tiene lugar en el mundo moderno”, por lo que “no debe ser aceptada”.
El Secretario General reiteró que la posición de las Naciones Unidas es inequívoca: está plenamente comprometidos con la soberanía, la unidad, la independencia y la integridad territorial de Ucrania, dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la ONU.
Los supuestos referendos no reflejan la voluntad popular
Sobre los llamados «referendos en las regiones ocupadas”, quiso subrayar que se llevaron a cabo durante un conflicto armado activo, en zonas bajo ocupación rusa, y fuera del marco legal y constitucional de Ucrania.
“No pueden calificarse de auténtica expresión de la voluntad popular”, apuntilló, destacando que “cualquier decisión de Rusia de seguir adelante pondrá aún más en peligro las perspectivas de paz. Prolongará las dramáticas repercusiones en la economía mundial, especialmente en los países en vías de desarrollo, y dificultará nuestra capacidad de prestar ayuda para salvar vidas en toda Ucrania y más allá”.
Por todos esos motivos, aseguró que “ya es hora de dar un paso atrás”.